Rev. Méd. RosaRio 89: 32-33, 2023  
SIN LAS SONADAS LEYES, PERO TAMPOCO ANÁRQUICOS  
oscaR Bottasso  
IDICER (UNR-CONICET)  
Rosario, Argentina  
e game of science is, in principle, without end. He who decides one day  
that scientific statements do not call for any further test and that they can be  
regarded as finally verified retires from the game.  
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Kꢀꢁꢂ Pꢃꢄꢄꢅꢁ  
Los presagios de un día lluvioso tenían grandes generales de segundo tipo para finalmente arribar a las  
chances de llegar a concretarse. AI calor poco usual para teorías científicas, vale decir aquellos de tipo III. Pero  
la época, el cielo ofrecía preocupantes señales de males- si la inferencia entre el Nivel I y el Nivel II es aventu-  
tar climático y la bandera del edificio de enfrente, que, rada, lanzarse desde el Nivel I al Nivel III es mucho  
al ondear en direcciones cambiantes, vaticinaba el arribo más arriesgado. Por eso sigue calzando muy bien esto  
del viento pampeano. Hora de recoger el paraguas y cal- de ubicarla en lo teórico, y después lo iremos viendo.  
zar zapatos con suelas de goma.  
A pesar de sus limitaciones, quien más quien me- sobredimensionando el peso de una observación.  
nos hace un uso cotidiano de la lógica inductiva. Po- El tema de la ley ha preocupado a mucha gente, más  
La cautela es muy buena consejera como para no andar  
dría decirse que es un "hábito mental" cuyos orígenes que nada a la hora de sostenerla en cuanto a su extensibili-  
se pierden en la noche de los tiempos, seguramente, por dad a tanto por conocer, y el consiguiente riesgo de andar  
constituir una muletilla de gran utilidad para hacer fren- enjaulando al futuro en sus enunciados. ¿La existencia de  
te a tantísimas y variopintas contingencias.  
tal o cual relación en un número suficientemente grande  
AI ser una actividad tan cara al género humano, la de oportunidades implica acaso que será irremediablemen-  
ciencia no podía escapar a esta suerte de razonamiento te válida para todas las circunstancias a posteriori?  
por default. Si bien Aristóteles anticipa el procedimien-  
En la búsqueda de legitimar la inducción su esta-  
to, serán los modernos, con Francis Bacon a la cabeza, tus no encaja con un principio lógico puesto que con és-  
quienes pondrán un acento muy particular en la induc- tos no se arriba a una falsedad y mal que nos pese lustro-  
ción, como intento válido de poner un punto final al re- sas leyes científicas cayeron en desgracia y su inexactitud  
curso meramente especulativo del pensamiento medioe- puesta en evidencia. Los principios lógicos preservan la  
val. En su Novum Organum, el británico señalaba que la verdad de las premisas en la conclusión, de modo que  
ciencia proviene de esa experiencia siempre deseosa de por ahí vamos mal rumbeados. Igualmente, no lo sería  
detectar una reiteración ordenada de fenómenos como a priori, al no ser preexistentes, sino aprendidos vía de la  
así también de la observación sistemática de la natura- experimentación. Tampoco se lo puede probar desde la  
leza para describirla o detectar irregularidades. A partir experiencia dado que la inferencia surgida de ella es in-  
de los datos científicos, enunciados observacionales de ductiva y caeríamos en una circularidad de argumentos  
tipo I, surgió el escalamiento a las leyes o enunciados insostenibles de por sí.  
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. El juego de la ciencia, en principio, no se acaba nunca. Cualquiera que decide un día que los enunciados científicos no requie-  
ren ninguna contrastación ulterior y que pueden considerarse definitivamente verificados, se retira del juego.  
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sin las sonadas leyes, peRo taMpoco anáRquicos  
Consecuentemente, no hay modo de habilitar al real, para trascender por encima de la validez interna  
inductivismo en esto de justificar los enunciados genera- de aquella investigación seminal. Dicho en términos de-  
les, puesto que la conclusión contiene más información portivos, el paper es una escuadra bien amada con gran-  
que el conjunto de las premisas originarias. Ello no im- des posibilidades de ganar el partido.  
plica, sin embargo, sepultar dicho hábito y desentender-  
Si todo sigue su curso, se van consolidando espa-  
nos de un cierto tipo de “orden” sustentado en regulari- cios donde nos sentimos más tranquilos y transitamos  
dades repetitivas; ya que de otro modo nos sumiríamos con mayor confiabilidad, puesto que el grado de certeza  
en una atomización desconcertante, cuanto menos.  
es sustantivo. Sin lugar a duda, es el mérito más tangible  
Felizmente, esta toma de conciencia, en cuanto a de la labor científica. Dichas normativas no sólo estable-  
las flaquezas del enfoque inductivista, llevó a la búsque- cen lo más conveniente, sino que también proveen de  
da de otros caminos, y el siglo XX aportó una visión muy un marco conceptual en el cual se puede seguir explo-  
interesante. A contrapelo del inductivismo, que arriba a rando el universo y profundizar nuestro conocimiento.  
una conjetura hacia el final del recorrido, la presunción  
Cada disciplina efectúa denodados esfuerzos para  
es ahora el punto de partida. Una especie de amalga- perfeccionar su metodología de estudio y avanzar en el  
ma surgida de un "caldero de ideas" donde se guisan desarrollo de sus leyes, de ser posible. El grado de ma-  
inconsistencias, rupturas, paradojas, combinaciones y duración se ve reflejado en el refinamiento de sus estra-  
analogías. El hipotético-deductivismo fue clarividente, tegias y la precisión de sus enunciados; que a la postre  
en este sentido, y permitió una reinterpretación mucho derivan en un mayor consenso respecto de las teorías  
más acabada del modo en que se genera el conocimiento elaboradas.  
científico.  
El aprendizaje logrado por el hombre evidente-  
La ciencia propone una hipótesis, vale decir una mente tiene raíces inductivistas, algo que hace a nues-  
respuesta tentativa, dirigida a explicar/solucionar un tra propia idiosincrasia. Seguiremos induciendo, por  
problema, y que solo será aceptada tras no conseguirse supuesto, a sabiendas que en ello subyace esa cuota de  
refutarla. Bien puede afirmarse que tales supuestos son irracionalidad inherente a todo conocimiento huma-  
genuinas creaciones del hombre como así también gran no, científico o no, como sostenía Bertrand Russell. La  
parte de los hechos experimentales de los cuales se valen capacidad asociativa es parte de nuestro acervo como  
para su contrastación. La "carga" empírica del postulado personas y en ello puede colarse una sustancial cuota de  
en cuestión, está directamente relacionada con el grado inventiva.  
de exposición a la refutación. Se trata de un largo proce-  
Ni escépticos a ultranza, ni pasados de optimis-  
so que tras haber arrancado con un paper fundacional, mo: más bien pragmáticos cautelosos, conscientes de los  
por así decirlo, va cumplimentando una serie de ratifi- alcances de nuestro conocimiento y abiertos a nuevas  
caciones, ya sea en estudios posteriores y en el mundo posibilidades.  
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