Fantasías con el Cello
predilección por el canon el cual fue muy abordado por
Bach, años después.
–Muy entendible.
–Para serle sincero, hay una cierta influencia de
–
Recuerdo ese otro de Pachelbel mucho más po- esta obra sobre el Réquiem que después escribiría Mo-
zart.
pular.
–
Exacto… Más allá de esto, parece ser que von Bi-
–Vivimos en sociedad.
ber fue redescubierto a través de sus Sonatas del Rosario
para violín y bajo continuo.
–Y todo el tiempo estamos interaccionando.
–Muy penoso que Wolfgang haya muerto antes de
–
–
Hay legiones de olvidados en estas huestes… terminarlo; por suerte Franz Süssmayr hizo un trabajo
No sé usted, para mí el clasicismo fue más prolífi- acorde.
co, en lo que hace a este tipo de composiciones.
–Se cuenta que Mozart le dio numerosas indica-
ciones para que pudiera proseguir.
–
–
Sin duda, y allí los vieneses llevan la delantera.
¿Estaba al tanto que Antonio Salieri compuso en
–Delo por hecho. Hasta donde sé, fue su mujer
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804 una misa de Réquiem destinada a sus propias exe- quien buscó un compositor capaz de concluir la pieza,
quias acaecida en 1825?
y la elección cayó en Franz puesto que era un discípulo
No tenía ese dato, pero no me sorprende, el bastante cercano.
–Los trascendidos palaciegos dicen que Süssmayr
–
hombre no escatimaba en egolatrías.
–
La escribió en el apogeo de sus facultades crea- habría sido sobornado por Constanze a fin de que no re-
tivas, y los versados señalan que la pieza constituye su velase su participación en la composición del Réquiem,
mayor composición de música litúrgica, vanidad aparte. y de ese modo presentar la obra como íntegramente mo-
–
Si de presuntuosidades se trata digamos que, en zartiana.
esta arena, el señor Antonio no era una estampilla de
colección.
–Mugre de conventillo, diría yo. Es casi seguro que
Mozart completó en su totalidad el Introito. El Kyrie y
–
Me parece que está en lo cierto, la modestia re- la Sequentia fueron en gran medida compuestos por él,
sulta una flor exótica.
pero finalizados por Süssmayr. Algo parecido también se
–
Lo cual no implica que la petulancia sea exclusiva habría dado con el Ofertorio.
de nosotros.
–¡En medio de una enfermedad terminal!
–
Doblemente acertado… Pero continuando con
–¡De paso! Afortunadamente desbordaba en talen-
este contrapunto de chismes musicales, ¿sabía que exis- to para estar a la altura de la situación. Piense usted,
ten dos Réquiem atribuidos a Franz Joseph no escritos cuánto habría preferido hallarse eximido de esas cir-
por él?
–
cunstancias.
–¡Qué duda cabe! En realidad, es un acto de ab-
Algo me han referido, en honor a la verdad, ad-
mitamos sin embargo que el hombre compuso mucha soluta justicia considerar al Réquiem como una de las
música religiosa.
obras capitales de Mozart.
–
Sinceramente creo que el enredo se dio porque la
–Mil veces sí, la pieza rebalsa de ese espíritu del
gran salzburgués. ¡Qué regocijo!
pieza había sido escrita por su hermano menor.
–
–
¡Michael Haydn!
El mismísimo y en tanto que el padre de la sin-
–Me parece que arribamos al turno de Francia.
–Sí, pero con una pizca de genio italiano.
–¿Por?
fonía pasó a la historia, el amigo Miguel cayó en el ol-
vido no obstante de haber compuesto 360 partituras de
iglesia.
–A pesar de desarrollar su carrera en las Galias,
Luigi Cherubini era peninsular.
–
–
Una especie de eclipse musical.
Algo por el estilo. Haydn junior escribió la Missa ¿Acá desembocamos en el romanticismo?
–Sin duda, a decir verdad, el florentino compuso
–Perdón, vengo medio trabado esta mañana…
pro Defunctis, tras la muerte del Conde.
Arzobispo Sigismund von Schrattenbach acaecida dos piezas de este tipo, pero prevalece más la primera en
en Salzburgo en diciembre de 1771, aunque a principios do menor de 1815, estrenada el 21 de enero de 1817 en
de ese año había fallecido su hija Aloisia, por lo que su la Abadía de Saint Denis como una suerte de desagravio
propio duelo también aportó una buena cuota de mo- por la ejecución del Rey Luis XVI.
tivación.
–La Asamblea Legislativa de 1793…
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO
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