Rev. Méd. RosaRio 89: 53-54, 2023
CURIOSIDADES EN MEDICINA
NÉLATON, SU SONDA Y LA PIERNA DE GIUSEPPE GARIBALDI
diego BéRtola
Cátedra de Clínica Médica, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Rosario
Servicio de Clínica Médica, Hospital Provincial del Centenario, Rosario
Cuando la primera línea de carabineros del ejér- tobillo. Fundamentó su diagnóstico en la ausencia de
cito del rey de Italia abrió fuego contra las tropas de tumefacción, y en otras “razones” que no detalló en su
Giuseppe Garibaldi (1807-1882) en Aspromonte, el 29 informe. Confiaba en que la herida sanaría con buenos
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de agosto de 1862, una de las tantas balas disparadas cuidados de enfermería, reposo y tiempo.
atravesó la bota de montar del general y penetró en el
Contrariando la esperanza de Partridge, la herida
tobillo derecho, un poco por delante y arriba del ma- de Garibaldi no mejoró. Ya a fines de octubre la infec-
léolo interno. El cirujano presente en el campo de ba- ción y la gangrena empezaban a asomar, anunciando una
talla intentó localizar la bala, pero pese a los esfuerzos posible amputación. No obstante, los médicos de Gari-
no pudo hacerlo. Fue necesario bajarlo en camilla por baldi no perdían la esperanza de que la pierna pudiera
la ladera de la montaña, y llegando a Scilla la comitiva ser salvada. Uno de ellos tomó la iniciativa, y viajando a
abordó un vapor rumbo a Varignano. Al llegar, Gari- París, convenció a su profesor de cirugía para que diera
baldi fue apresado y acusado de traición. Permaneció su opinión. El nuevo interconsultor era Auguste Néla-
prisionero allí mismo.
ton (1807-1873), quien había sido a su vez alumno del
Dos días después su herida fue examinada por el célebre cirujano Dupuytren. Nélaton llegó a Varignano
profesor Porta, de Pavía, en presencia de los profesores el 28 de octubre de 1862. A su partida de París había
Rizzoli de Bologna y Zanetti de Florencia, y de otros declarado que la amputación no sería necesaria, y repitió
médicos no tan notorios que conformaban el entorno su pronóstico un día más tarde, al examinar la herida.2,3
de quien sería el unificador de Italia. Todos los médicos,
Nélaton usó una sonda común de metal para ex-
excepto uno, coincidieron en que la bala no estaba alo- plorar la herida. Cuando el instrumento alcanzó los 2
jada en el tobillo. No obstante, dos semanas después del o 3 centímetros de profundidad, fue detenido por una
incidente, los partes médicos emitidos desde Varignano sustancia de consistencia dura. ¿Era hueso o era metal?
no eran del todo optimistas. La herida estaba empeoran- Según la opinión de Nélaton, el sonido sordo produci-
do y los cirujanos empezaban a creer que la bala estaba do por la sonda contra el obstáculo era muy diferente
incrustada en la tibia.1
al sonido agudo producido por el contacto con hueso
Las noticias de la ausencia de mejoría causaron necrótico. Además de las cualidades sonoras obtenidas
consternación en la Inglaterra protestante, donde la en el examen, otras circunstancias apuntaban a la pre-
simpatía por el enemigo del Papa abundaba. Comenzó sencia de la bala en el tobillo: la dirección del disparo,
a correrse el rumor de que quizás la atención médica la presencia de un solo orificio en la bota y la media (en
recibida por Garibaldi no era la mejor. Un grupo de co- las cuales la bala no fue hallada) y las pequeñas tiras de
laboradores con la causa unificadora propuso recaudar cuero que fueron extraídas del interior de la herida en
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fondos para pagar un médico interconsultor. Una vez distintas reexaminaciones.
recaudadas mil guineas, Richard Partridge (1805-1870)
El cirujano francés recomendó la extracción de la
fue el elegido. Era profesor de cirugía del Hospital King’s bala usando pinzas. La amputación no sería necesaria, y
College de Londres. Llegado a Varignano el 16 de sep- la herida sanaría, si bien la rigidez articular sería inevita-
tiembre de 1862, Partridge examinó la herida y tuvo ble. Garibaldi, quien había soportado las examinaciones
la conclusión inequívoca de que la bala no estaba en el sin los beneficios de la anestesia, estuvo inmensamente
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