Rev. Méd. RosaRio 89: 90-91, 2023
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO90
EL DESAFÍO ECOLÓGICO DE LAS FUTURAS PANDEMIAS
osvaldo F. Teglia*
El futuro de la salud del hombre depende de su
renovabilidad, y de abortar ciclos ecológicos degenerati-
vos. El cuidado del medio ambiente impostergable.
Parece que la pandemia de covid-19 no encuentra
su nal denitivo. Al tiempo que se materializan ingen-
tes esfuerzos para ampliar las coberturas vaccinales alre-
dedor de todo el mundo, los nuevos sublinajes de Ómi-
cron (cada vez más prevalentes, incluso en Argentina) se
muestran esquivos a las vacunas disponibles preparadas
con las variantes anteriores del virus, y a la enfermedad
natural producida por éstas.
El virus nos corre más y más la “meta” del con-
trol pandémico. No obstante, la insurgencia de nuevos
sublinajes de la subvariante Ómicron está caracterizada
por un menor período de incubación –ahora es de sólo
dos a cuatro días–, una mayor transmisibilidad y una
menor incidencia de neumonía, sin mayor repercusión
en internaciones y casos fatales. Es como si el virus hu-
biera encontrado (por intermedio de una “fórmula” de
baja agresividad) no mandarnos al hospital para así po-
der persistir entre nosotros, continuar infectándonos y
seguir propagándose.
Está sucientemente comprobado que la mayoría
de las enfermedades infecciosas humanas que han surgi-
do en las últimas décadas tienen su origen en la vida sil-
vestre, y que el 65% de todos los patógenos del hombre
identicados desde 1980 a esta parte son responsables
de enfermedades zoonóticas, es decir, que pasan de un
animal a un humano.
A su vez, las zoonosis dan cuenta del 75% de las
infecciones emergentes: denidas como aquéllas provo-
cadas por un agente infeccioso recientemente identica-
do y generalmente con capacidad de ocasionar proble-
mas en la salud pública.
Las enfermedades zoonóticas están en aumento y,
dada la situación actual, tal vez se intensiquen en el
* Médico Especialista en ClínicaMédica y Enfermedades Infecciosas. Profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Uni-
versidad Austral.
Correo electrónico: Ofteglia@gmail.com
futuro. Cada año, alrededor de dos millones de personas
mueren por estas enfermedades desatendidas, principal-
mente, en países de bajos y medianos recursos.
En los últimos años (además de la Covid-19)
han ganado atención internacional otras enfermedades
transferidas de animales a humanos: Ébola, Inuenza
o Gripe Aviar, Gripe H1N1 (porcina), síndrome respi-
ratorio de Oriente Medio (MERS), ebre del Valle del
Rift, síndrome respiratorio agudo severo (SARS), ebre
del Nilo Occidental, Zika y más recientemente la vi-
ruela del Simio. Todas, exhiben diversidad de caracte-
rísticas, incluso en su modo y rapidez de transmisión;
aunque en común conllevan la amenaza de pandemias.
Ébola y SARS ya ocasionaron miles de muertes.
La transferencia de patógenos desde especies sil-
vestres es particularmente frecuente por estos días, y
diversas organizaciones abocadas al estudio y la preser-
vación del medio ambiente intentan con denuedo es-
tablecer conexiones entre la emergencia de las zoonosis
y los atropellos a los que son expuestos los ecosistemas
terrestres. Los seres humanos, al interactuar cada vez
más con los ecosistemas, generamos las bases de una es-
trecha relación deletérea entre la salud humana, animal
y ambiental.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) reconoció, en 2020, cinco presiones principales
que aumentan la aparición de zoonosis: la deforestación
y otros cambios en el uso de la tierra; la resistencia anti-
microbiana; la intensicación de la producción agrícola
y ganadera; el comercio ilegal y mal regulado de vida
silvestre; y el cambio climático.
Las intensas actividades de degradación han soca-
vado, además, la seguridad del agua, y con ello las bue-
nas prácticas de higiene destinadas a la prevención de
infecciones. El suministro de agua dulce es esencial para
el desaFío ecológico de las FuTuRas pandeMias
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prevenir la transmisión de gérmenes de persona a perso-
na a través del lavado de manos. Según un informe de
la ONU (2019), unos 785 millones de personas todavía
carecen de agua potable, saneamiento e instalaciones
para lavarse las manos. Ese mismo informe indica que
es poco probable” que se pueda alcanzar la implemen-
tación total de los recursos hídricos necesarios antes del
año 2030.
La facilitación de prácticas como el comercio y
consumo de carne de animales silvestres y la promoción
de “mercados húmedos” degradan las barreras naturales
de los ecosistemas e incrementan a límites peligrosos el
riesgo del contacto: animal (agente infeccioso) ser hu-
mano. Esta conversión de hábitos alimenticios ha esta-
do implicada en la irrupción del SARS-CoV-2 desde el
mercado de animales vivos de Wuhan.
El crecimiento de la población, su urbanización
descontrolada y el cambio climático también están sien-
do sindicados como importantes factores impulsores de
la aparición de nuevas enfermedades infecciosas emer-
gentes. El cambio en el clima por ejemplo; podría au-
mentar la propagación de algunas especies de vectores
de enfermedades hacia latitudes más altas.
La transmisión acelerada del covid-19 y la apa-
rición de nuevas variantes de preocupación del virus
en algunos países carenciados fueron dos hechos muy
vinculados a bajas tasas de coberturas vaccinales. Con
lo cual, no solo generó impactos directos negativos en
las personas, familias y comunidades locales en esos
lugares, sino que además creó los reservorios necesarios
para la transferencia posterior hacia poblaciones más
amplias a nivel global. En un mundo cada vez más in-
terconectado –que parece actuar claramente de manera
negativa–, una higiene mejorada de las personas y la
equidad universal de acceso a los recursos médicos (es-
pecialmente de vacunas) indudablemente hubiera pro-
porcionado benecios para todos y generado un fuerte
muro de contención contra la crisis de salud pública
que desató el covid-19.
Durante 2020, mientras la pandemia golpeaba a
la humanidad, en un intento de responder a la pérdida
y degradación de los hábitats, la ONU a través de su
Programa Pnuma proveyó un informe en donde iden-
tica las tendencias que impulsan la creciente aparición
de zoonosis y brindó diez recomendaciones para evitar
que surjan nuevos brotes de enfermedades zoonóticas
pandémicas. Las mismas tienden a poner límites a la so-
breexplotación de los ecosistemas e intentan restaurar la
relación de la humanidad con la naturaleza, propiciando
la regeneración de los mismos y el cuidado del ambiente
como inversión fundamental para prevenir enfermeda-
des en el hombre.
Los entornos descriptos son zonas de amortigua-
miento que actúan como “guardabosques”; separando
a los humanos de los animales salvajes; su degradación
aumenta sustancialmente las oportunidades para que
los patógenos se propaguen exacerbando en lugar de re-
gular la transmisión entre especies. Lamentablemente,
los cambios infringidos al medio ambiente ofrecen las
oportunidades para que los animales salvajes se propa-
guen hacia el entorno del hombre y eventualmente ge-
neren pandemias.
Además de esfuerzos cientícos y tecnológicos, su
prevención requerirá un ingente trabajo colaborativo de
la comunidad internacional jando programas de cuida-
dos que permitan gestionar ecientemente el restableci-
miento de la capacidad de los ecosistemas. El futuro de
la salud del hombre depende de su renovabilidad y de
abortar ciclos ecológicos degenerativos. El cuidado del
medio ambiente es urgente e impostergable para evitar
futuras pandemias.
Artículo publicado originalmente en el diario Per-
l, versiones on-line y papel, el día 22/01/23.