Rev. Méd. RosaRio 89: 92-93, 2023
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO92
UN EPÓNIMO MERECIDO PARA UN SIGNO INAPROPIADO
diego BéRtola
Cátedra de Clínica Médica, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Rosario
Servicio de Clínica Médica, Hospital Provincial del Centenario, Rosario
CURIOSIDADES EN MEDICINA
El nombre de Homans es recordado usualmente por
el signo que describe el dolor de la pantorrilla a la dorsi-
exión del pie en pacientes con trombosis venosa profun-
da. No obstante, pocos conocen que el mismo Homans
despreciaba este signo, sin importarle que llevara su nom-
bre. “If they had to name a sign after me, why didn’t they pick
a good one?”, son palabras que se atribuyen a él mismo,
demostrando su descontento.
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John Homans nació en Boston en 1877, estudió en
Harvard y realizó su residencia en el Massachusetts Gene-
ral Hospital. Luego de este entrenamiento inicial, conti-
nuó con experiencias adicionales en Baltimore y en Lon-
dres, luego de la cuales retornó a Boston y trabajó junto
a Harvey Cushing en el Peter Bent Brigham Hospital en
1912. Logró ser un brillante cirujano general y vascular,
maestro y autor. Proveniente de una histórica familia de
cirujanos, fue la cuarta persona con ese nombre en ejercer
la cirugía en Boston. Uno de sus ancestros se desempeñó
como cirujano general de las tropas de George Washing-
ton.
1,2
Su época fue una en la cual el diagnóstico era princi-
palmente hecho con los sentidos, a través de la aplicación
de las habilidades en el examen físico, y sólo ocasionalmen-
te con la ayuda de las relativamente novedosas radiografías
y algunas pruebas de laboratorio muy básicas. La cirugía
que Homans practicaba era francamente general, con in-
tereses innegables en la patología de los vasos sanguíneos.
En 1938, escribió una de sus más notables publicaciones
sobre la trombosis venosa, en la que describió las causas y
las variedades de la tromboebitis. Resaltó también dos
formas contrastantes de la enfermedad: la trombosis par-
cial y anodina de las venas de la pantorrilla, por lo general
oligosintomática, y la trombosis masiva ileofemoral que
causa edema y dolor de todo el miembro (phlegmasia alba
dolens).
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En 1944, publicó un artículo en que explicó cómo
junto a un grupo de colegas encontró dolor en la región
poplítea y pantorrilla ante la dorsiexión forzada del pie
en personas con sospecha de trombosis venosa profunda.
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Sus contemporáneos adoptaron rápidamente el signo,
agregando su epónimo al mismo. Homans pensó que este
signo se debía a la irritación en inamación de los múscu-
los de la pantorrilla en las etapas tempranas de la trombo-
sis profunda, y supuso que podría encontrarse en forma
más precoz que el dolor espontáneo o el edema del miem-
bro. Con igual celeridad con la que adoptaron el signo sus
pares, notaron éstos que en numerosas cirugías motivadas
por este hallazgo no se encontraban coágulos en la vena
poplítea. Cayeron en la cuenta de que existían otras enti-
dades que podían producir dolor similar, y al nal, hasta
el mismo Homans fue perdiendo entusiasmo por el signo,
al que inicialmente había denominado “signo de la dorsi-
exión”. Actualmente se sabe que aproximadamente sólo
un tercio de las personas con trombosis venosa profunda
presentan este signo, y que la mitad de las personas que lo
maniestan no padecen trombosis venosa.
5
Fue miembro fundador de la Sociedad de Cirugía
Vascular, y profesor de Cirugía en Harvard, donde se lo
honra hasta nuestros días. Escribió dos libros, uno sobre
cirugía general y otro sobre cirugía vascular.
1,2
En 1954
noticó el primer episodio de trombosis venosa profunda
asociado a inmovilización debida a un viaje aéreo prolon-
gado.
6
Aún en su lecho de muerte, su llama permaneció
encendida. Sufriendo, víctima de un infarto de miocardio
masivo, uno de comentarios nales fue: “I deeply regret I
won’t be able to see my own autopsy and nd out what my
left iliac artery looks like”.
1
Hombre incansable, fecundo y
prolíco, John Homans falleció a los 77 años de edad. Su
nombre, asociado al signo en mención, merece ser recor-
dado por motivos muy profundos y signicativos, que van
más allá de una maniobra semiológica de dudosa utilidad.