editoRial
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO 7
la interdisciplinariedad al combinar dos o más dominios
en un nuevo nivel de integración, donde los límites de
sus componentes comienzan a resquebrajarse. Ya no será
una simple suma de partes, sino el reconocimiento de
que cada una puede afectar el resultado de la otra. Final-
mente y como objetivo de máxima, la laboriosa trans-
disciplinariedad vale decir cuando las distintas perspec-
tivas disciplinarias se penetran entre sí para generar algo
completamente diferente de lo que cabría esperarse de
la suma de las partes, derivando en un producto suma-
mente superador.
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Sin dejar de reconocer que ponerlo
en palabras es mucho más complejo que llevarlo a cabo,
las circunstancias imponen la necesidad de trabajar en
esa dirección.
Esta nueva mirada deberá promover incluso un cam-
bio conceptual en cuanto a las pautas para el control de
enfermedades, mucho más abarcador que el actualmente
utilizado, y de ahí la cuestión de un sostén bien proacti-
vo capaz de facilitar una real innovación en el desarrollo
de estrategias preventivas o intervencionistas tendientes
a preservar un justo equilibrio, en función de evidencia
cientíca disponible para la dupla vigilancia–respuesta
del EHAM.
Otro aspecto que amerita una consideración adicio-
nal está ligado a las características propias de la inicia-
tiva. Durante las últimas dos décadas, UNA SALUD
se ha posicionado mayormente en la intersección de la
salud humana y animal (principalmente doméstica),
con miras a poner de relieve los benecios derivados de
una cooperación más estrecha entre medicina humana y
veterinaria. Pero en la actualidad también ha expandido
su radio de alcance incorporando visiones relativas a lo
medio ambiental y la sanidad vegetal, que consiguiente-
mente constituyen un todo mucho más abarcador y de
ahí su orientación ecosistémica en salud.
Esta perspectiva expandida da pie para un conside-
ración acorde desde el terreno metodológico. La cien-
cia es una lenta labor comunitaria de cientícos quie-
nes trabajan dentro de marcos conceptuales aceptados,
el cual establece qué, y cómo indagar restringiendo en
cierta medida el campo de fenómenos a estudiar con
exploraciones cada vez más exhaustivas, completas y sa-
tisfactorias que en denitiva terminan ofreciéndonos un
avance real. Con el transcurrir del tiempo el paradigma
enfrentará, sin embargo, retos ante los cuales propondrá
estrategias capaces de resolver muchos de ellos pero no
todos. Este problema irresoluto, acaba constituyendo
una anomalía en clara confrontación con estamentos
que el marco paradigmático no había considerado. La
herramienta tantas veces exitosa se revela ahora insu-
ciente y así comienza a emerger algo nuevo, rupturista y
generador de su propio proceso acumulativo.
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La meta de arribar a una visión bien supra de Salud
Planetaria orientada a comprender las relaciones diná-
micas y sistémicas del EHAM como determinante clave
en el desarrollo de patologías, seguramente requerirá
trabajar, cuanto menos, bajo la tutela de enfoque nove-
doso y más eciente.
Por fuera de la veta estrictamente cientíca resulta
igualmente pertinente rescatar, el pensamiento post-
Kantiano el cual ayuda a visualizar que las normas y
decisiones sólo pueden considerarse apropiadas cuando
pueden ser tomadas libre y razonablemente por todos
los actores intervinientes. Esto sólo es posible si se cum-
plen dos condiciones, primero, “participación” de todos
los sectores involucrados en las medidas, y segundo, la
argumentación” racional o razonable. La intervención
de los mismos en un ambiente deliberativo, vale decir
el requisito de incluir los diferentes enfoques para en-
riquecer la discusión y la comprensión de los hechos es
crítica. Para lo cual se requiere relativizar nuestra propia
perspectiva sobre los fenómenos y considerar la de los
demás, discutiendo racionalmente sus puntos de vista
y modicando progresivamente la nuestra. Tal práctica
deliberativa habrá funcionado bien cuando los puntos
de partida de todos los participantes son diferentes a los
alcanzados nalmente.
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UNA SALUD instala una agenda de discusión sobre
los procedimientos colectivos humanos e institucionales
que están imponiendo las vastas problemáticas de sa-
lud. Independientemente de las singularidades de cada
escenario geográco las acciones apuntan a un redirec-
cionamiento de las políticas tendientes a evitar/paliar el
impacto perjudicial de las disrupciones ecosistémicas
sobre la cuestión sanitaria.
La mancomunidad de los cuerpos colegiados (uni-
versidades, centros de investigaciones y asociaciones
cientícas) será clave para la articulación del meduloso
trabajo que la orbe tiene por delante. Cada sector deberá
aportar lo suyo en función de las incumbencias.