Rev. Méd. RosaRio 90: 98-106, 2024
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO98
LA FACULTAD DE MEDICINA Y EL HOSPITAL DEL CENTENARIO
CONVERGENCIA DE TRES VOLUNTADES
stella MaRis RoMa,
1,2
FeRnando adRián PéRez,
1
albeRto enRique d’ottavio
1,2
Facultad de Ciencias Médicas1 y Consejo de Investigaciones2 de la Universidad Nacional de Rosario
(Argentina)
Resumen
El presente trabajo intenta otra mirada sobre la historia de la Facultad de Medicina y del Hospital del Centenario de
Rosario focalizándose en dos personas de relevante actuación en esa gesta: Cornelio Casablanca y Louis Emile René
Barbá. Empero, no olvida el importante rol que le cupo al Doctor Tomás Varsi, abordado ya minuciosa y oportuna-
mente por otro autor, y repiensa, además, el legado de todos ellos desde una perspectiva actual.
Palabras clave: Historia; Facultad; Medicina; Cornelio Casablanca; René Barbá
THE SCHOOL OF MEDICINE AND THE CENTENARY HOSPITAL
Convergence of three wills
Summary
e present paper intends another look regarding the history of the School of Medicine and the Centenary Hospital of
Rosario, focusing on two people of relevant performance in this feat: Cornelio Casablanca and Louis Emile René Barbá.
However, it does not forget the important role played by Doctor Tomás Varsi, already thoroughly and opportunely addressed
by another author, rethinking also their legacy from a current standpoint.
Keywords: History; School; Medicine; Cornelio Casablanca; René Barbá
Email: aedottavio@hotmail.com
la Facultad de Medicina y el HosPital del centenaRio
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO 99
Introito
La historia de la Facultad de Ciencias Médicas de Ro-
sario (inicialmente dependiente de la Universidad Nacio-
nal del Litoral y desde 1968 de la Universidad Nacional de
Rosario) y la del Hospital del Centenario (primeramente
nacional y a partir de 1996, provincial) alberga multitud
de personajes, ha sido abordada desde múltiples perspecti-
vas y continúa ofreciendo inagotables oportunidades.
En ese marco, el presente trabajo propone otra mirada
sobre esa gesta, digna de evocación y, por qué no, pasible
de emulación con las condignas adaptaciones temporales
y espaciales. En tal sentido, aunque el subtítulo incluye al
Doctor Tomás Varsi, minuciosa y oportunamente trata-
do,
1
se focaliza esencialmente en Cornelio Casablanca y
Louis Emile René Barbá y repiensa el legado de todos ellos
desde una perspectiva actual.
Cornelio Casablanca
2,3
a. Cornelio Casablanca, junto a Lisandro de la Torre y José Arijón, aportaron al Club Embarcadero Córdoba y Rosario, fundado
en 1912 como 1º de Mayo, luego denominado Atlético Nacional y nalmente Club Atlético Argentino de Rosario como hoy
se lo sigue nombrando.
Infancia y juventud
Nació el 16 de septiembre de 1861 en la ciudad de
San Nicolás de los Arroyos (Buenos Aires) en el seno
de una familia franco-argentina integrada por su padre
Juan Bautista y su madre Jesús Liendo.
Su infancia transcurrió en el campo y como era
costumbre se formó haciendo todo, comisionado por
todos, sin temores y comenzando desde abajo.
Cursó la escuela primaria en Ramallo y la secun-
daria como internado en el Colegio de los Padres Sa-
lesianos.
En 1882 se incorporó a la Dirección de Rentas de
la provincia de Buenos Aires para, luego, comenzar
su carrera bancaria como empleado delBanco de la
Provincia de Buenos Aires.
En 1892 ingresó al sta del Banco de la Nación,
primero en Río Cuarto, luego en Salta y nalmente
en Rosario.
El 25 de junio de 1893 se casó con María Elena
Canavery, hija de Adolfo Canavery, con quien trabara
previa amistad, y de Sofía Martínez, distinguida fami-
lia de raíces irlandesas y criollas de Carmen de Areco y
San Nicolás de los Arroyos. El matrimonio tuvo siete
hijos, un varón y seis mujeres, entre 1894 y 1906.
Se instaló en Rosario en 1900. Allí, Augusto J.
Coelho, que organizaba la sucursal en esta plaza del
Banco Español del Río de la Plata, sobre la base del
antiguo Banco de España, le conó la gerencia, cargo
que desempeñó el 24 de septiembre de 1911.
En 1901 colaboró en la fundación de la Liga Ar-
gentina contra la Tuberculosis, a la que también pre-
sidió, junto a médicos prestigiosos como los Dres.
Saturnino Albarracín, Tomás Cerruti y Clemente Ál-
varez, entre otros.
Fue miembro del Jockey Club, Presidente de la So-
ciedad Rural Santafesina por dos períodos, participó
activamente en las gestiones pro-puerto de Rosario
respaldadas por el Presidente de la Nación Julio Ar-
gentino Roca y su Ministro de Obras Públicas Emilio
Civit (ambos entre 1898 y 1904) y presidió el Pri-
mer Congreso Nacional de Comercio de Argentina
(1911).
a
Si bien se verá en el siguiente apartado que su rol,
para lo aquí tratado, se extendió de 1908 a 1914, 1911
fue año clave en su vida pues renunció a su ventajosa
posición bancaria para ingresar a la política sin conic-
to de intereses.
Figura 1. D. Cornelio Casablanca.
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Cornelio Casablanca como guía de una idea latorrista
4
En la primera década del siglo XX, Rosario te-
nía doscientos mil habitantes y su asistencia médica
se concentraba primordialmente en el Hospital de
Caridad (hoy, Hospital Provincial) (1855) patroci-
nado por la recién constituida y primera en el país
Sociedad de Benecencia local (1854),
b
la Asistencia
Pública (1890), el Hospital Italiano Giuseppe Gari-
baldi (1892), la Casa de Aislamiento para pacientes
infecto-contagiosos (hoy, Hospital Carrasco) (1897)
y el Hospital Rosario (1897-98; Dr. Clemente Álva-
rez desde 1949 y HECA desde 1978). Disponía en
total de unas 830 camas.
5,6
A partir de la experiencia educativa vivida en Eu-
ropa y EEUU en 1899, el Doctor Lisandro de la To-
rre propuso en 1908, año de fundación de la Liga del
Sur, crear una escuela de enseñanza médica pública
al Doctor Enrique Corbellini, quien con el Dr. Cle-
mente Álvarez dictaban cursos libres de Medicina en
el Hospital Rosario desde 1907.
Tras su planicación, Corbellini y de la Torre se
contactaron aquel mismo año con D. Cornelio Casa-
blanca para que, en su carácter de experto en econo-
mía y nanzas, impulsara una suscripción al efecto.
Empero, éste aconsejó aguardar para ello un momen-
to mejor que llegó dos años después: la conmemora-
ción del centenario del 25 de mayo de 1810.
El 6 de abril de 1910, el Doctor Isidro Quiroga,
intendente de Rosario (1909-1911), convocó a per-
sonajes de la ciudad entre quienes guraba D. Cor-
nelio Casablanca, a n de sugerir ideas para celebrar
dicha fecha.
Dos días más tarde, Casablanca reotó ante sus ami-
gos en el Club Fénix aquella propuesta de 1908, poten-
ciada por reexiones del Doctor Eduardo Sempé, direc-
tor de la Asistencia Pública, fundadas en la insuciencia
hospitalaria y el rechazo de pacientes por falta de camas.
A ese respecto, las crónicas de la época rescataron
este diálogo:
Casablanca: Y si hiciéramos, doctor amigo, el hos-
pital y la escuela por suscripción pública?”
Sempé: “Usted lo dice en broma pero deberíamos
hacerlo aunque después no lo viéramos
Casablanca: Primero, no hablo en broma; segundo,
lo haremos y tercero, lo veremos. Ya tengo el nombre.
Será el Hospital del Centenario
El 6 de mayo de 1910, en reunión convocada
por Cornelio Casablanca en el Jockey Club de Rosa-
rio, se conformó una comisión de quince miembros
para iniciar una suscripción, iniciada con sus propios
aportes.
Tales caracterizados integrantes fueron:
c
Presiden-
te: Cornelio Casablanca, y Vocales: José Castagnino;
Ciro Echesortu, Doctor Lisandro de la Torre, Mar-
tín de Sarratea, Emilio Ortiz, Luis Colombo, Doctor
José García González, Juan Quintana, Fernando Pe-
sán, Enrique Astengo, Santiago Pinasco, Ovidio Ro-
dríguez, Eduardo Rosemberg y Ángel Muzzio.
En tan signicativo encuentro, Casablanca leyó
ante los presentes un documento que, a su solicitud,
había redactado el doctor Francisco Correa.
Sobresalen en él estos fragmentos:
Hemos acogido la idea, cuya realización correspon-
de al pueblo de Rosario, de fundar una gran obra con-
memorativa del primer Centenario Nacional”
“Es necesario dejar un monumento que perdure
“Hemos pensado en la construcción de un gran Hos-
pital con un Instituto anexo de enseñanza médica
“Se sabe, además, que el Rosario no solamente atien-
de a enfermos de la propia ciudad sino a los de una gran
zona de la campaña y aún también de otras provincias
“No cuenta el Rosario con ninguna escuela superior y
una ciudad de 200000 habitantes debe tenerla
“Conviene fomentar la iniciativa privada, mucho
b. En el año 1854, Rosario, ya declarada ciudad, contaba con 10.000 habitantes, un precario nosocomio, cuatro médicos y una
partera.
c. En la placa que actualmente rinde homenaje a la Comisión Directiva que intervino en tamaña empresa, se suman en
la presidencia a la primigenia de Cornelio Casablanca (1910-1914), Ciro Echesortu (1914-1921), Casiano Casas (1922-
1924) y Ovidio Rodríguez (1924), y entre los vocales: Domingo Benvenuto, Andrés Campomar, Rafael González, Ignacio
Granados, Francisco Güeña, Constancio Larguía, Doctor Juan Muzzio, Máximo del Mármol, Ingeniero Juan de la Cruz
Puig, Luis Pinasco, Doctor Guillermo Sugasti, Doctor Toribio Sánchez, Ángel Sanguinetti, Pedro Tiscornia y Leopoldo
Uranga.
la Facultad de Medicina y el HosPital del centenaRio
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más en el Rosario que no dispone lo que las ciudades
sedes de gobierno
“Invitamos al pueblo todo del Rosario y muy espe-
cialmente a los hombres de dinero, a contribuir a la
suscripción. Los ricos tienen una función económica y
social …. y en esta ocasión deben mostrar que son dignos
del envidiado lugar que ocupan y de las ventajas de que
gozan
“Si el 25 de mayo colocamos la piedra fundamental
del monumento podremos decir, bien alto, que nadie ce-
lebró con más honor el primer centenario de la autono-
mía argentina
Casablanca evoca, esa ¡noche inolvidable! para él,
en una carta fechada en agosto de 1942 que escribe
a su nieta Marta desde Tigre narrándole la reunión
en la que, a moción del Sr. José Castagnino, se ini-
ció la subscripción entre los presentes alcanzándose
la cifra de 430.000 pesos. Este monto, por increíble,
exigió conrmación de los diarios “La Nación” y “La
Prensa” cuando sus corresponsales telegraaron sobre
la constitución de la Comisión y lo recaudado. En
esa misiva, subraya, además, que: la acumulación de
dinero ganado con el esfuerzo cotidiano no enerva esos
sentimientos generosos si se trata de obras tendientes a
mejorar la cultura del pueblo o de ir en ayuda de los
que sufren.
7
En los días siguientes fueron superados los
300.000 pesos, al colocarse la piedra fundacional
d
el
25 de mayo se habían recaudado 1.300.000 pesos y
semanas después la superlativa suma de 4.500.000
pesos. En ese sentido, resultó conmovedor el sobre
con cien pesos que llegó al Diario La Capital con una
carta en la que una inmigrante docente, ya jubila-
da, declaraba entregar “su modesta ofrenda” con gusto
para provecho de los “hijos de este suelo hospitalario
en esta gloriosa fecha”, agregando: “no titubee, señor,
en confundir el mísero dinero con el ya recolectado pues
representa la economía y las privaciones de una antigua
enseñante”.
6
Corresponde recordar aquí lúcidas opiniones del
Doctor Manuel Pignetto, futuro Intendente de Rosa-
rio entre 1925 y 1927, sobre el hospital y el instituto.
Acerca del primero, instó a que tuviera todas las
especialidades y cirugía como un policlínico, según
ocurría en Roma, Viena y Berlín.
Respecto del instituto libre de enseñanza consi-
deró más oportuna una escuela de medicina, idéntica
en todo a las ya existentes en Córdoba, Buenos Aires
y La Plata para que sus diplomas poseyeran el mismo
valor legal y académico que en las nombradas.
Hijo del mismo tiempo, el Círculo Médico de
Rosario,
e
nacido el 14 de septiembre de 1910, esti-
muló el emprendimiento desde su primer Director,
el Doctor Clemente Álvarez y desde su revista. En un
ejemplar de 1911 destacó el éxito de la suscripción
popular (los subsidios nacionales, provinciales y mu-
nicipales más aportaciones privadas: Diario La Capi-
tal, Banco Español, Bolsa de Comercio) así como la
presentación de sus planos en público concurso.
Al respecto, aludió a trece proyectos de calidad,
algunos provenientes de Europa y comunicó el resul-
tado (ver más adelante) para la construcción del Hos-
pital y de la Facultad de Medicina del Centenario, a
realizarse en terrenos delimitados por las calles Santa
Fe al sur, Urquiza al norte, Suipacha al este y la vía
del ferrocarril al oeste que cediera la Municipalidad.
Las obras comenzaron en 1911 y sobrellevaron va-
rios inconvenientes: terreno anegadizo, divergencias con
la empresa constructora y falta de recursos, entre otros.
A partir de lo reseñado, dable es apreciar que
Casablanca lideró esta ingente tarea principalmente
desde 1908 hasta 1911 si bien permaneció como Pre-
sidente de la Comisión hasta 1914, lapso en el que
alternó esta función con otros menesteres.
d. Daniel Balmaceda relata que esta piedra, urna de mármol blanco de doscientos cincuenta kilos se colocó el 24 de mayo a las 14
en presencia del presbítero Nicolás Grenón, quien bendijo la obra. Asimismo, señala que el 29 de octubre manos anónimos des-
truyeron el mármol y se llevaron todos los papeles (copia de originales, diplomas suscritos por los presentes y medallas) y trozos de
mármol pero no hallaron el material precioso buscado que solía acompañar tal documental. La urna no fue reemplazada.
6
e. El Doctor en Jurisprudencia e historiador Juan Álvarez (1878-1954), hermano del Doctor Clemente Álvarez, impulsó la cons-
trucción de la Biblioteca Argentina (lleva su nombre desde 1956), inaugurada en 1912. Esta es considerada, junto al nacimiento
del Círculo Médico (1910) y la colocación de la piedra fundamental de los edicios delHospital del Centenario y su Escuela de
Medicina anexa (1910), los magnos acontecimientos conque Rosario celebró el primer centenario de la Revolución de Mayo.
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Incursión política, otros servicios y años nales de
Cornelio Casablanca
f
Fundador en 1908 de la ya mencionada Liga del Sur
(futuro Partido Demócrata Progresista) con el Doctor Li-
sandro de la Torre, hacia 1911 aceptó acompañarlo como
vicegobernador de laprovincia de Santa Fe para las elec-
ciones de 1912 en las que resultaron terceros, detrás de
la Unión Cívica Radical (1ª) y el Partido Autonomista
Nacional (2º). Cabe rememorar que en éstas se puso en
práctica la aplicación de la Ley 8871(Ley Sáenz Peña)
que garantizaba el sufragio universal masculino, directo
y secreto.
Reintegrado al personal del Banco Español del Río de
La Plata como adscrito a la gerencia de su casa central en
Buenos Aires y, de ser designado, tiempo después, superin-
tendente general de sus sucursales en Europa, con asiento
en Paris y en Madrid se trasladó al viejo continente con su
familia para, entre otras actividades, clausurar la sede en
Hamburgo ante la inminencia de la conagración.
Regresó a inicios de la Primera Guerra Mundial y se
retiró del Banco.
Afectado económicamente por su tránsito por la po-
lítica, los acreedores le condonaron sus deudas y no tuvo
juicios en contra. Más aún, una donación comunitaria le
posibilitó disponer de una casa donde hoy está el Club
de Regatas.
En 1920 se trasladó a Buenos Aires para ser adminis-
trador de la sucesión de los bienes de Bartolomé Devoto,
cargo que desempeñó por veinte años.
En 1927, cuando se dio su nombre a un pabellón del
Hospital del Centenario declaró que se puso al frente de
la iniciativa Hospital y Facultad de Medicina del Cente-
nario por considerar que era quien podía conseguir ma-
yor cantidad de contribuyentes.
El 8 de julio de 1942, en ocasión de celebrarse el pri-
mer acto público de colación de grados en la Facultad de
Ciencias Médicas de Rosario se le rindió un homenaje.
En ese mismo acto, el Profesor Doctor David Staeri
lo citó en el siguiente fragmento del discurso que diri-
giera a los egresados: “Algunas reexiones sobre la ética
y la misión del médico”: Hemos deseado también rendir
en este día, para nosotros tan señalado, el homenaje que el
H. Consejo Directivo ha resuelto tributar a don Cornelio
Casablanca. Cumpliremos así con un deber que imponían la
f. Algunos datos sobre esta última época resultan confusos y contradictorios en las referencias biográcas halladas.
Figura 2. Foto de D. Cornelio Casablanca dedicada a
su nieta del acto en su homenaje del 8 de julio de 1942
adjunta a la carta de agosto de ese año.
justicia y la gratitud hacia quien fuera el benemérito gestor y
el ecaz propulsor de las horas iniciales de nuestro Hospital y
de nuestra Escuela.
Cornelio Casablanca falleció en Tigre el 11 de abril de
1945 a los 83 años. Sus restos se hallan en el Cementerio
El Salvador de Rosario. En la actualidad, lo evoca una
calle rosarina situada en el Barrio Domingo Matheu.
Louis Emile René Barbá
8
Figura 3. Louis Emile René Barbá.
la Facultad de Medicina y el HosPital del centenaRio
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El arquitecto de tres países
Nació el 5 de diciembre de 1867 en Guérigny, Nièvre,
Borgoña. Como muchos franceses, no rmaba con el pri-
mer nombre de su bautismo sino que lo hacía con el terce-
ro como el arquitecto Pierre Paul Alfred Massüe.
Fue hijo de Joseph, ingeniero naval y caballero de la Le-
gión de Honor, y de Jeanne Marie Baptistine Bonnafont.
Tuvo cuatro hermanas: Jeanne, Anne-Marie, Gabriela
y Marie – Caroline y un hermano: Marcel.
En 1887 ingresó a la École des Beaux-Arts de París,
9
conjunto de inuyentes escuelas de arte de Francia en
dibujo, pintura, escultura, grabado, arquitectura y otros
medios, cuyos orígenes, ligados al Cardenal Mazarino, se
remontan a 1648.
Se diplomó en 1893 como arquitecto DLPG (diplo-
mado por el Gobierno) instalándose en el 14 de la Rue
Milán de la capital francesa.
En 1894, en matrimonio arreglado entre su padre y el
tío de su esposa, desposó a la artista plástica Marie Orsel
(1868-1929) con quien tuvo dos hijos: Georges y Pierre.
Estancia en Brasil
En 1904 proyectó en Río de Janeiro un edicio en esti-
lo neo-renacentista amenco, premiado en el concurso de
fachadas de 1904.
Entre 1905 y 1909, colaboró con el ingeniero Francis-
co de Oliveira Passos, en la construcción del Teatro Mu-
nicipal, inspirado en la Opera Garnier de París. Esta obra,
galardonada y polémica porque el ingeniero era hijo del
Prefecto de Rio de Janeiro, Pereira Passos, recayó en un
grupo de arquitectos franceses cuyo jefe era Barbá, a quien
se le atribuye también la fachada del edicio.
En 1908 actuó como coordinador de arquitectura de
la Exposición Nacional Agrícola, Industrial, Pastoral y de
Artes Liberales. Allí realizó una pasarela sobre la bahía de
Urca a la vera del Pan de Azúcar, el portal de acceso y el pa-
bellón de la Industria, muy parecido al Petit Palais parisino
del arquitecto Charles Girault.
Residencia en Argentina
Hacia 1910 arribó a Rosario a n de intervenir en el
Concurso para la construcción del Hospital y del Instituto
de Enseñanza Médica del Centenario. Sus bases y condi-
ciones, que establecían seis meses para la presentación de
los proyectos denitivos, fueron publicadas ese año en el
número 65 de septiembre-octubre de la Revista Técnica de
la Sociedad Central de Arquitectos.
En febrero de 1911 venció ese plazo y en mayo, la comi-
sión, integrada por dos médicos, dos arquitectos nombrados
por la Sociedad Central de Arquitectos y dos locales; el arqui-
tecto italiano Italo Méliga (diseñador del Gran Hotel Italia
(1887) – hoy, Sede de Gobierno de la UNR -) y el ingeniero
Manuel Sugasti, declaró desierto el primer premio por no
reunir las condiciones exigidas y decidió otorgar dos segun-
dos premios al proyecto Nº 9 (lema “Paraná" de los arqui-
tectos Ernest Fröhlicher y Marcel Daxelhofer y del ingeniero
Walter Moll) y al proyecto Nº 6 (lema “Ciencia y Arte” del
arquitecto René Barbá y el doctor Tomás Varsi como asesor
médico). También se premió un tercero (lema “Salud” de los
Sres. Taurel y Distosis) y aconsejó comprar otros dos proyec-
tos el Nº 12 (lema “Luz” del arquitecto René Guillaminot)
y el Nº 7 (Lema “Blanca” del ingeniero Miguel Estrada) por
contener detalles “dignos de ser utilizados”.
1
Por último, la Comisión eligió el proyecto Nº 6 al que
se le hicieron agregados de los otros proyectos seleccionados
y algunas modicaciones aportadas por una comisión am-
pliada en la que intervino el Dr. Rubén Vila Ortiz y, a la que
fue invitado, entre otros, el ingeniero italiano Gaetano Rez-
zara, quien proyectara, en estilo neo-renacentista, la amplia-
ción del Palacio Municipal rosarino, inaugurado en 1898.
En el exterior, la Escuela respondió al estilo clásico con
un monumental pórtico de ingreso, simetría axial, colum-
nas y altas ventanas termales en sus pabellones laterales y
un destacable frontis triangular con dos grifos orientados
en direcciones este y oeste en sus ángulos inferiores. Estas
estructuras, como el Monumento a los Padres que lo rema-
ta, fueron ejecutadas por el arquitecto y escultor Guillermo
Gianninazzi y estucadas por el yesero y estucador Carlos
Righetti.
10
En el interior, sobresalía un gran auditorio curvo
con cubierta de tambor sobreelevado.
A su vez, el Hospital, dotado de una capilla, se ajustó
al concepto higienista
g
de pabellones aislados y alinea-
g. El movimiento higienista es una corriente arquitectural y urbanística fomentadora de la aplicación de las teorías homónimas, nacidas
en la primera mitad del siglo XIX con el liberalismo, que comienzan a tener en cuenta la salud citadina. Así, médicos y políticos inician
su lucha contra la insalubridad de las viviendas atendiendo a la necesidad de mantener determinadas condiciones de salud ambiental en
servicios (instalación de agua corriente y cloacas e iluminación), casas y edicios públicos. En el caso particular de Rosario, inuyeron
las epidemias de cólera (1867-68; 1886-87 y 1894-95) y de peste bubónica (1900) y la creciente problemática de la tuberculosis.
12
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dos unidos por una galería abierta en forma de anillo se-
gún el modelo del “Hospital Perfecto” para la Academia
de Ciencias de Francia. Además, fueron consideradas la
ventilación del subsuelo, salas con paños superiores tipo
banderolas, celosías batientes exteriores para aire y luz -
oscuridad y, entre sus vanos, camas con cabeceras contra
la pared. Además, se preveía una pieza de aislamiento
(suerte de terapia intensiva de hoy) y otra de convale-
cientes (equivalente a la actual terapia intermedia) De
su equipamiento resaltaban lavadero a vapor, horno
crematorio, frigoríco para conservación de cadáveres,
estación de esterilización y salas de desinfección, y de
sus servicios: cocina, agua potable y desagües.
h
Comple-
mentariamente, se incluyeron en el terreno plantas con
ores y arbustos bajos para facilitar la circulación del
aire y el asoleamiento.
11
Estructura y diseño curricular resultaron compati-
bles con el Informe Flexner de 1910, obra del educador
médico estadounidense Abraham Flexner (1866-1959). residencia unifamiliar de 9 de Julio 233, la residencia
en esquina Córdoba 2611 esquina Rodríguez y la de 1
de Mayo 1175 para la Sra. Ana Jauretche de Ganna en
Rosario y el Club Social de Casilda en la provincia de
Santa Fe en 1913.
Cuando Alejandro Máspoli y Louis Emile Hugé
construyeron la lial local del Banco Francés del Río
de la Plata, Barbá, a la sazón presidente de la Cámara
de Comercio Francesa de Rosario, colaboró con el inge-
niero Léon Désiré Forges, representante de la empresa
Hennebique encargada de la estructura de hormigón.
Ambos conformaron no sólo una red de profesionales
en favor de los intereses franceses en Argentina sino que,
además, sirvieron a la naciente diplomacia comercial con
comerciantes e industriales de Francia. Así, Léon Désiré
Forges desde 1901 y René Barbá desde 1912 reportaron,
como asesores de comercio exterior, las oportunidades
comerciales e industriales en Argentina a la Ocina Na-
cional de Comercio Exterior, creada en 1898.
14
Regreso a Francia
Nuevamente en su país natal, se radicó en Bar-le-
Duc, Mosa hacia 1923 y trabajó en la reconstrucción de
monumentos y edicios históricos, nombrándosele “ar-
h. La denominación medicalización del espacio físico
10
resulta polémica por extemporánea ya que la inquietud por su descrip-
ción y conceptualización data, al menos, de la segunda mitad del siglo XX.
13
Figura 4. Frente de la Facultad de Ciencias Médicas
(años veinte).
Figura 5. Hospital del Centenario a vuelo de pájaro
(pabellones y jardines). Gentileza Fundación Ciencias
Médicas “Prof. Dr. Rafael M. Pineda”.
Los avatares experimentados durante toda la cons-
trucción hasta su entrega, sumados a la Gran Guerra,
llevaron a Barbá a permanecer mucho tiempo en su es-
tudio de calle Córdoba 797 en el edicio de la Compa-
ñía de Ahorro y Capitalización “La Bola de Nieve” del
arquitecto Édouard Stanislas Louis Le Monnier.
Por ello, además de la Facultad de Medicina y de
los pabellones del Hospital del Centenario, proyectó la
la Facultad de Medicina y el HosPital del centenaRio
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chitecte départemental de la Meuse et des monuments
historiques”. Al respecto, refuncionalizó una escuela
maternal del siglo XVIII transformándola en la alcaidía
de Gondrecourt-le-Château, Mosa (1923), reconstruyó
la iglesia de Saint-Etienne del siglo XVII en Combres-
sous-les-Côtes, Mosa (1926), construyó la iglesia Saint
Nicolas de Chattancourt, Mosa (1929) y reconstruyó la
Iglesia de Saint Saintin en Charny-sur-Meuse (1930).
René Barbá falleció el 11 de marzo de 1936 en Bar-
le-Duc a los 68 años.
Concreción del emprendimiento
4
Teniendo como antecedentes la Universidad Pro-
vincial de Santa Fe (que carecía de Facultad de Medi-
cina), fundada mediante ley del 16 de octubre de 1889
por iniciativa del Gobernador Doctor José Gálvez y
dos proyectos previos para crear la Universidad Nacio-
nal de Rosario (Juan Álvarez y Joaquín V González), el
de la Universidad Nacional de Santa Fe fue presentado
el 13 de agosto de 1917 por el diputado nacional Jorge
Raúl Rodríguez, postergado durante 1918 y nalmen-
te sancionado como ley 10861 el 27 de septiembre de
1919 con el apoyo de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes
y promulgado el 17 de octubre, menos de un mes des-
pués. De allí que esta hija de la Revolución de Mayo y
de la Reforma Universitaria trocara su denominación
inicial por Universidad Nacional del Litoral.
El 8 de abril de 1920 el Poder Ejecutivo Nacional,
a cargo del doctor Hipólito Yrigoyen, designó delegado
organizador al Doctor Antonio Agudo Ávila y secretario
organizador al Doctor Raimundo Bosch.
El 11 de abril de 1920, La Comisión, presidida en-
tonces por D. Ciro Echesortu, entregó la obra al minis-
tro de Justicia e Instrucción Pública Doctor José Salinas
quien puso en posesión de la casa de altos estudios a los
Doctores Agudo Ávila y Bosch para gestionar su habi-
litación.
El 29 de mayo de 1920 fue inaugurada públicamen-
te y el 1 de junio lo fue académicamente con la clase de
Histología dictada a las 8 por el Doctor Tomás Cerruti
y con la de Anatomía Descriptiva desarrollada a las 10
por el Doctor José Benjamín Ávalos.
Por su parte, los pabellones, capilla, servicios e insti-
tutos del Hospital no habían sido habilitados al público
en 1923, estimándose -ante la imprecisión bibliográca-
que ello ocurrió hacia 1924, fecha nal que gura en la
placa homenaje antes citada.
Repensando su legado
Rememorar el contexto histórico, político, econó-
mico, social y cultural en el que estas tres convergentes
voluntades lograron lo que se propusieron con el inesti-
mable auxilio de otras relevantes personalidades, fuerza
a replantear, en tiempos de modernidad líquida,
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con-
ductas superadoras de esta realidad precaria, provisional,
ansiosa de novedades y placeres ocasionales, buscadora
de atajos, frecuentemente agotadora y privada de uto-
pías.
En modo alguno, signica una postura retrógrada
y nostálgica de lo que ya no puede ser sino un posicio-
namiento progresivo y evolutivo basado en rescatar lo
mejor de aquel pasado: el esfuerzo, la voluntad, la per-
severancia y las altas miras en bien de un futuro mejor
para las generaciones venideras.
Tributo
A través de este trabajo, los autores rinden humilde
tributo al Doctor Héctor Hugo Berra, recientemente
fallecido, por sus extraordinarios aportes históricos so-
bre la medicina rosarina y hacen votos para que toda
la invalorable documentación que al respecto disponía
sea conservada y custodiada por instituciones de nuestra
ciudad. La enorme relevancia de su contribución se en-
raíza en la conocida cita del lósofo George Santayana:
quienes no pueden recordar (lo peor de) su pasado, están
condenados a repetirlo, la que atrevidamente podría com-
pletarse con: quienes pueden mantener vivo lo mejor de
aquél coadyuvan a su emulación y superación.
la Facultad de Medicina y el HosPital del centenaRio
REVISTA MÉDICA DE ROSARIO106
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